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Alfons Padilla
Ver galería >El "aquabús" ya hace camino. Emerge una Dénia que está ahí, tan cerca y tan lejos, la Dénia portuaria. Observar la fachada marítima desde la lámina de agua del puerto descubre una ciudad con olor a salitre, de tradición pesquera y que bulle con los nuevos negocios náuticos. Es otra Dénia. El puerto, con el "aquabús", se convierte en una nueva calle. Se suele decir que Dénia vive de espaldas al mar. Ahora esa puerta al mar que es el puerto se abre de par en par.
A. P. F.
El "aquabús" ya hace camino. Emerge una Dénia que está ahí, tan cerca y tan lejos, la Dénia portuaria. Observar la fachada marítima desde la lámina de agua del puerto descubre una ciudad con olor a salitre, de tradición pesquera y que bulle con los nuevos negocios náuticos. Es otra Dénia. El puerto, con el "aquabús", se convierte en una nueva calle. Se suele decir que Dénia vive de espaldas al mar. Ahora esa puerta al mar que es el puerto se abre de par en par.
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El "aquabús" ya hace camino. Emerge una Dénia que está ahí, tan cerca y tan lejos, la Dénia portuaria. Observar la fachada marítima desde la lámina de agua del puerto descubre una ciudad con olor a salitre, de tradición pesquera y que bulle con los nuevos negocios náuticos. Es otra Dénia. El puerto, con el "aquabús", se convierte en una nueva calle. Se suele decir que Dénia vive de espaldas al mar. Ahora esa puerta al mar que es el puerto se abre de par en par.
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El "aquabús" ya hace camino. Emerge una Dénia que está ahí, tan cerca y tan lejos, la Dénia portuaria. Observar la fachada marítima desde la lámina de agua del puerto descubre una ciudad con olor a salitre, de tradición pesquera y que bulle con los nuevos negocios náuticos. Es otra Dénia. El puerto, con el "aquabús", se convierte en una nueva calle. Se suele decir que Dénia vive de espaldas al mar. Ahora esa puerta al mar que es el puerto se abre de par en par.
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El "aquabús" ya hace camino. Emerge una Dénia que está ahí, tan cerca y tan lejos, la Dénia portuaria. Observar la fachada marítima desde la lámina de agua del puerto descubre una ciudad con olor a salitre, de tradición pesquera y que bulle con los nuevos negocios náuticos. Es otra Dénia. El puerto, con el "aquabús", se convierte en una nueva calle. Se suele decir que Dénia vive de espaldas al mar. Ahora esa puerta al mar que es el puerto se abre de par en par.
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El "aquabús" ya hace camino. Emerge una Dénia que está ahí, tan cerca y tan lejos, la Dénia portuaria. Observar la fachada marítima desde la lámina de agua del puerto descubre una ciudad con olor a salitre, de tradición pesquera y que bulle con los nuevos negocios náuticos. Es otra Dénia. El puerto, con el "aquabús", se convierte en una nueva calle. Se suele decir que Dénia vive de espaldas al mar. Ahora esa puerta al mar que es el puerto se abre de par en par.
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El "aquabús" ya hace camino. Emerge una Dénia que está ahí, tan cerca y tan lejos, la Dénia portuaria. Observar la fachada marítima desde la lámina de agua del puerto descubre una ciudad con olor a salitre, de tradición pesquera y que bulle con los nuevos negocios náuticos. Es otra Dénia. El puerto, con el "aquabús", se convierte en una nueva calle. Se suele decir que Dénia vive de espaldas al mar. Ahora esa puerta al mar que es el puerto se abre de par en par.
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